martes, 5 de junio de 2012

MVP: Ejemplo de Campeones


La carrera de Montmelo: Una fiesta en la que dos españoles ganaban y daban una buena muestra de la guerra que este año van a ofrecer en sus respectivas categorías, ha quedado, como el sol cuando de repente llega la tormenta, oculta tras la nube de polvo, palabras, denuncias, reclamaciones y apelaciones, que otros dos pilotos patrios y sus respectivos equipos han generado.

No sé recordará ni la contundencia en la victoria de Viñales, que ha sido el primer piloto en repetir en la cima del podio de Moto 3 este año, ni como Iannone ofreció su versión buena, o la regularidad relojera de Thomas Luthi en este inicio de curso o como Lorenzo martilleaba la pista camino del triunfo, mientras las aspiraciones de Pedrosa, se fundían ante la voracidad del mallorquín, que con una moto más afinada, este año no esta dejando que sea Honda la que marque el ritmo siempre en baile hacía el título.

Esta carrera será la carrera del “lance”, entre dos de los talentos de la nueva hornada del motor de nuestro país, dos pilotos que además transmiten una imagen muy similar a los ojos del aficionado. Tanto Pol Espargaro, como Marc Márquez, son el “hijo perfecto y el novio ideal”: Simpáticos, educados, amables, accesibles, siempre tratando de sonreír por muy mal dadas que vengan las cosas, eso y por descontado, dos muy buenos pilotos que aspiran a ganar, a ser el rey de una misma jungla la de Moto 2, como en su día pugnaron por serlo  en 125 cc.

Todas estas bondades personales, sumadas a las profesionales, hacen que se hayan ganado el afecto y el respeto de los aficionados, que les dan su ánimo y aliento en cada carrera, aunque no sean sus preferidos, por qué son gente que se hace querer y además son españoles, aunque creo que sobre la pista ser español no es una cuestión de equipo.

Profesionalmente sólo he estado en dos ocasiones en un GP,las dos veces que el Mundial ha visitado Motorland Aragón y de esas dos veces,entre otras muchas cosas, hay algo que se me ha quedado grabado.

En 2010, cuando todo se encaminaba hacía un triplete, comenté con un periodista en el paddock: Que bien, que bonito que luchan por un éxito del deporte español, a lo que me respondieron: esto no es la selección, ganan ellos, y sí gana el deporte español, pero encima de todo ganan sus equipos.

Y esa frase me ha venido muchas veces a la cabeza mientras pensaba en el “lance” de este pasado fin de semana. Sin entrar a valorar que fue primero o más determinante para lo que pasó en Barcelona, creo que sí por algún motivo lo sucedido ha generado tanto revuelo, es por el matiz nacional de los implicados.

A los aficionados, como imagino que a los que siguen el día a día del Mundial, les “chirría” que un español  dude de la intención de otro piloto de su mismo país, que un equipo español presente una denuncia y una reclamación contra otro equipo español, y más si como he recordado anteriormente le sumamos a todo esto los ingredientes bondadosos de los dos principales actores de la historia.

Se habría generado el mismo revuelo si hubiera cambiado el nombre y la nacionalidad de uno de los dos pilotos. Permítanme ponerlo en duda.

España, país visceral y sin términos medios, ese donde tan pronto te quieren como te odian, vivió en las horas posteriores al GP,una revolución de opiniones encontradas,  de remembranzas de otros grandes que se enfrentaron hasta que aprendieron a respetarse fuera y dentro de la pista y hasta los más osados, empezaron a “construir trincheras para dividir “la masa de aliento hacía dos de las sonrisas más carismáticas del paddock.

España, un país de humanos, que tenemos que demostrar que hemos aprendido y no vamos a volver a tropezar en la misma piedra. No hay trincheras, puesto que ambos, como sus compañeros de profesión, se merecen apoyo y aliento y sobre todo respeto, por su valentía a la hora de tratar de acompasar hierros y motores en busca de una victoria que haga disfrutar a los que aman las motos.

Cierto es que buscando ese triunfo, donde como en los Inmortales, al final sólo puede quedar uno, hay mucho invertido en juego: (Horas,trabajo y sobre todo dinero) pero hay algo que es intangible con todo eso: Para ganar, cada día, cada piloto, pone sobre la moto algo más que horas y dinero: se pone en juego el mismo.

Y a la hora de enfrentarse al semáforo en rojo, cuantas menos cuentas pendientes, mejor. Me cuesta creer que nadie actué en contra de nadie, sólo se defienden los intereses de equipo, por encima de banderas, si bien hay que pensar, sobre todo pensar,antes de actuar; en que momento es conveniente, no seguir buscando tener la razón, no seguir “añadiendo romericos al fuego”, motivos para buscar un roce y centrar las energías en lo que esta por venir.

A veces esto último no depende de los que pilotan la moto y si de los que la montan, a ellos en estos casos les toca demostrar cual es su estrategia de carrera, saber demostrar que en estos lances, también se comportan como lo que son: como campeones.
En su mano está, no dar más gas a este fuego y dejar que sus pupilos abran gas en una batalla sobre la pista, sólo sobre la pista,nada más y nada menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario