domingo, 30 de septiembre de 2012

MVP: Todos Tan Contentos

Del blanco al negro, como ha cambiado el tiempo de un día para otro en Motorland Aragón, así han cambiado las sensaciones del Pol Espargaró y Marc Márquez, después de este Gran Premio.

El de Granollers ha pasado de colarse en los entrenamientos, a colarse en lo más alto de podio por segunda vez en tres años de competición en Alcañiz. Estas rectas quieren a Pol y Pol se deja seducir por las endiabladas curvas, para terminar de "usar" el sacacorchos para descorchar el champán de la victoria.

Del frío y sensaciones negativas pasó a la sonrisa ganadora, sonrisa con el brillo de un pillo que supo , tras ganarse un hueco en la zona noble en otro duelo de pasadas con Marc, aprovecharse de las peleas entre terceros para tirar con todas sus ganas y no dejar la cabeza de carrera.

Ganas, las mismas que parecía tener Iannone en " buscarle la vuelta " a  Márquez, hacerlo en el doble sentido: Tratando de ganarle en cada giro algo más allá de la posición. De reivindicarse, de demostrar que también el sabe pilotar, que sabe, pero le faltan algunas cosas si se compara con el 93, cosas que hoy han vuelto a quedar patentes.

Descaro, eso lo comparten ambos, descaro para buscar el rincón más complejo por donde pasarse, por donde tratar de dejar atrás al rival. Y es complicado si tienes que hacerlo con un alguien  que tiene Estrella, y no sólo de Galicia, que tiene ángel, algo especial que sólo tienen los genios.

Genios, que son capaces de sortear la mala suerte un par de veces en un fin de semana, de hacer caso omiso a las peticiones de prudencia sin que eso tenga ninguna consecuencia, esas cosas que sólo te pasan cuando el viento te viene de cara.

Tan de cara que te hace ver de otro modo, lo que queda de Mundial. Pensar en calibrar tus opciones, antes de arriesgar. Pensar que la próxima vez que prometas no arriesgar, lo harás, pensando que cada curva que giras estas más cerca de despedirte a lo grande de la categoría, más cerca de seguir haciendo grande tu leyenda de pequeño gran campeón.

Y así todos contentos, todos menos Andrea Iannone, que incordió a todo lo que quisó y más al de Cerverá, a él y a los aficionados que esperaban otro duelo vibrante con el 44, y al final se quedo sin premio. Su falta de cabeza, le alejó de la cabeza y permitió que en lugar de aprovechar el ritmo de sus compañeros de pelea, dejase atrás sus opciones de podio en una mala jugada con Reeding, que fue el tercero en estar el podio de los corredores felices.

Tres escalones, tres realidades, tres sueños, tres objetivos y un denominador común, tres pilotos contentos

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